Incorporar té en nuestras recetas de repostería puede ser una excelente forma de añadir un toque único de sabor. Existen numerosos tés que pueden aportar notas dulces, amargas o especiadas a nuestros postres, desde el dulce té matcha hasta el aromático té chai. Aquí, te mostramos dos maneras de incorporar té en tus recetas de repostería.
1. Infusión de té en la leche.
Una de las formas más sencillas de incorporar té en nuestras recetas de repostería es infusionando el té en la leche que se utilizará en la receta. Este método es especialmente efectivo para recetas como bizcochos, magdalenas o tartas.
Para hacerlo, simplemente debes hervir la leche y añadir las hojas de té. Deja que la mezcla repose durante unos 15 minutos para que el té disuelva sus sabores en la leche. Luego, cuela la mezcla para eliminar las hojas de té y utiliza la leche según lo indica la receta.
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2. Incorporando té molido en la masa.
Otra manera de incorporar té a nuestras recetas de repostería es añadiendo té molido directamente en la masa. Este método es ideal para recetas de galletas, pastas y otros postres que requieran una masa.
Para hacerlo, simplemente debes moler las hojas de té hasta obtener un polvo fino. Luego, añade este té molido a la masa según las indicaciones de la receta. Con este método, no solo aportarás sabor, sino también color y textura a la masa.
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Recuerda que la elección del té dependerá siempre del sabor que busques aportar a tu receta. Los tés negros suelen aportar notas robustas y tostadas, los tés verdes aportan sabores frescos y vegetales, y los tés blancos y oolong suelen tener sabores más suaves y florales.
